viernes, 16 de abril de 2010

Manifiesto del día de la República Española

Hoy es 15 de Abril, y hace 79 años estoy seguro de que, en ésta misma plaza aún retumbaban los gritos de júbilo y alborozo del día anterior. Tras nosotros, la centenaria Casa del Pueblo, aunque con otro cuerpo, bullía, y Almansa despertaba en un nuevo régimen. Había llegado la República, sin una gota de sangre, y con el respaldo tan sólido como espontáneo, desde la burguesía hasta los trabajadores. La República era ilusión.

Hoy recordamos el advenimiento de la II República Española, pero no la única. Fue la 2ª, y la que más impresión ha dejado en la historia, ¿por qué será? La II República trajo una sensación que escaseaba en España. Una droga, un calmante para una sociedad enferma de monarquía corrupta, trajo ILUSIÓN. Lo que la hizo única fue la avidez de progreso y libertad que la sociedad poseía, una fuerza años contenida que estalló en la primavera del 31 y que, como una marea potentísima, no tuvo límites.

Por primera vez en el siglo XX, y casi en la historia de España, los desfavorecidos y los burgueses, los intelectuales y los analfabetos de todo el país corearon juntos un VIVA LA REPÚBLICA que rompía aquellas cadenas que tanto sufrimiento causaron en el siglo XIX.

La República no era de izquierdas, exclusivamente. Ese es su gran triunfo. Su gran fracaso todos lo conocemos; el régimen, como todas las ilusiones, no podemos sino susurrarlos, pues tan solo el sonido de nuestras palabras pueden hacer que vuelen con el viento. 

La República no se enfrentó a un viento suave, no, se enfrentó a una vorágine tempestuosa que la puso a prueba desde el primer minuto de su existencia, y que acabó llevándosela por delante. El viento de la intolerancia, la tradición más retrógrada, los valores más conservadores y arcaicos de la España más negra. Iglesia, militares adictos al pronunciamiento, aristocracia, monárquicos revanchistas, carlistas, proto-fascistas; todos ellos soplaron con tal fuerza que pervirtieron los valores, las intenciones y los actos de un régimen joven que tenia muchísimo que ofrecer, y que la historia condenó muy pronto.

“La República debe ser radical o no ser” decía Azaña.

Hoy en día, a todos los aquí presentes, nos regalan adjetivos como “revanchistas, pasados de moda, arcaicos, retrógrados y admiradores del pasado”, precisamente lo hacen aquellos que antes citaba con esas mismas palabras. Se mofan de nosotros por mirar con respeto a un pasado que pretendió cambiar a España, y que lo consiguió, pero no como pretendía.

La república debe ser radical o no ser. Hay mucho tras las palabras del Presidente. Había que ser muy radical para catapultar a España hacia lo que consideramos justo. Había, como decía José Luis Rodríguez Zapatero, que gobernar deprisa, porque todo lo que se avanzara en derechos, libertades y justicia, no podía ser invalidado por la derecha. Y la República fue radical, aunque menos de lo que siempre han denunciado “ellos”, pero sobre todo, la República fue el primer, y aún hoy más libre régimen de los que ha pasado por España.

Por ello, recordamos hoy lo que fueron los primeros pasos de algo que ocurrió hace 79 años, y que nos demostró que España podía parecerse a Europa, que los españoles podíamos renacer de las cenizas polvorientas del régimen monárquico, y que el humanismo más idealista podía ser sistema, un sistema de libertad, igualdad y derechos fundamentales que podía compartir la izquierda y la derecha.
Una ilusión truncada años después, y que todos hemos pagado, desde los más ancianos hasta los más jóvenes.

La República se adelantó a la España en la que nació, y lo pagó caro. Hoy tenemos que aprender que ese fracaso ha mutado en triunfo, por mucho que “ellos” quieran aún seguir pisando con su bota de hierro. Y todos aquí sabemos a qué me refiero, cuando “el invicto” sigue venciendo, como el Cid, batallas después de muerto, pero ahora, en lugar de ser con bayonetas y fusiles, es con autos e imputaciones en los Tribunales.

Como hace días se dijo en la Universidad Complutense de Madrid, NO PASARÁN por encima del recuerdo.

Pero hoy también tenemos que dirigir nuestra mirada al futuro. Recordar a la II República Española nos tiene que ayudar a entender sus triunfos pero también sus errores. Hay mucho que aprender de su historia, y muchas conclusiones que sacar a tal efecto. Ante todo, la República, el espíritu de la República es un sentimiento, y trasciende de regímenes políticos. Eso es lo que la hizo perdurar en la memoria y lo que la hará eterna.

Podemos reivindicar la III República, si, pero también podemos ser “reformistas”. La historia nos cuenta que no inventaríamos ninguno de los dos postulados. Caminamos sobre pasos ya andados, contrariamente a lo que decía el poeta, y a elegir el sendero que cada uno llevaremos a cabo. Ambos nos llevaran a mantener vivo un espíritu que no debe apagarse, para que, sea de la forma que sea, bajo el régimen que haya, consigamos una sociedad justa y libre, una sociedad republicana.

JUVENTUDES SOCIALISTAS DE ALMANSA

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